EL MARAVILLOSO CÁNTABRICO Y LA ESCASEZ DE TRABAJO (07-10-2021)

La llegada al Cantábrico en la provincia de Lugo es muy idílica, está atardeciendo, y la bruma junto a unos bellísimos rayos de sol sobre los verdes prados con sus vacas pastando es una auténtica maravilla.

                    

                     

Nos acercamos a los acantilados y unas moles de piedra esculpidas por el agua nos dejan maravillados, cogemos la cámara, aprovechamos que hay marea baja y nos lanzamos a la playa con nuestro atuendo manchego para inmortalizarnos en una de las playas más bonitas que hemos visto nunca, Las Catedrales.

                     

                    

                   

Continuamos por la costa y entramos en Asturias, de camino, hemos llamado al ayuntamiento de Cudillero, nuestro siguiente destino, con el fin de instalar nuestro puesto, pero nos dicen que no puede ser porque está todo el pueblo en obras. ¡Pues vaya!, en cualquier caso, decidimos visitarlo, y francamente encontramos unos cuantos sitios donde podíamos haber montado el chiringuito, decidimos disfrutar del bonito lugar, con sus casas coloridas enclavadas en la montaña y de un maravilloso atardecer.

                    

De Cudillero, pasamos a Ribadesella, otro pueblo pesquero donde el mar forma un delta con el río Sella y donde hacemos una botita caminata a la ermita con unas vistas preciosas. Jose decide que va a volar el dron que acabamos de comprar, a pesar de que le digo que sólo lo ha volado una vez, que estamos rodeados de acantilados, y que lo veo muy arriesgado… como el que oye llover, se pone a ello, yo prefiero no ver lo que puede suceder y desciendo. A medio camino, su llamada me alerta de que algo ha pasado, pues sí, lo que me temía, el dron se ha escalfado con un árbol y además ha caído al precipicio. ¡noooo! Menudo disgusto, después de un broncazo, borrón y cuenta nueva, cosas que pasan.

                     

Después del enojo, nos ponemos en ruta para explorar algunas playas de la zona, visitando maravillosas playas como la de Torimbia, donde por suerte, hace un día espectacular y nos pegamos un buen chapuzón después de descender la enorme colina que la franquea, parece que estemos en una isla paradisiaca y solitaria, nos tumbamos en la arena y en cuestión de media hora, el agua casi nos alcanza.

  • ¡Jose, recoge que nos quedamos bloqueados…! Ojo con las mareas del Cantábrico.

                      

Nuestro siguiente destino son los Picos de Europa, uno de los imprescindibles de Asturias. Hacemos parada en Cangas de Onís, por lo que hacemos segundo intento de poner nuestro puesto en la población; creo que llamamos más de cinco veces y no hay manera de que nos den el beneplácito. Tengo que reconocer, que de primeras, me sienta regular, pero qué le vamos a hacer?

Por otra parte, hemos llamado a los medios asturianos para contarles nuestra historia, y parece ser que no tienen el mayor interés en nosotros. Cierto que Salamanca dejó el listón muy alto.

Para quitarnos el disgusto del dron, la falta de trabajo y el poco interés de la prensa con nuestro proyecto decidimos pegarnos un festín asturiano, al mal tiempo, buena cara. Elegimos el Molín de la Pedrera, un restaurante con comida tradicional de la región, pero con un toque gourmet, y francamente, no fallamos, se nos han ido todas las penas, además Ángel y Enrique, los propietarios, cuando les contamos nuestro proyecto, llaman a al a radio local y en cuestión de media hora, el tiempo justo para que nos pongamos nuestros trajes manchegos, acude Javier, el periodista. Para rematar y para sorpresa de ambos, Enrique, habla holandés perfectamente por lo que nos liamos a hablar en la lengua flamenca y a echarnos unas buenas risas.

                      

                       

Por la mañana, emprendemos ruta hacia los lagos de Covadonga, y vemos una maravilloso amanecer junto a la basílica, vamos con la casa a cuestas y no sabemos si es buena idea, el ascenso hasta los lagos, nos hace tragar saliva, una carretera de vértigo, con vacas que aparecen en el momento más inesperado y con autobuses transitando todo el tiempo y que en cada curva cuando los vemos aparecer nos va a dar un infarto, por lo menos a mí. El día es espectacular y los lagos nos dejan más que impresionados, una auténtica maravilla, si bien es cierto, que no paro de pensar en el descenso.

                       

                       

                        

Pasamos la noche en un pueblecito cercano, Arenas de Cabrales, punto base para nuestras próximas rutas, donde nos abastecemos del riquísimo queso producido es estas tierras, el cabrales y además conocemos a los Cavernícolas, una familia que lo ha dejado todo para viajar en su camioneta, siete nada más y nada menos, los papás, tres niños y dos perros, una camioneta llena de diversión y con los que compartimos charlas viajeras.

                     

 

Bien temprano iniciamos ruta hacia Poncebos por una carretera junto a la garganta del río Cares, es el puente del Pilar y cientos de coches se agolpan junto a la carretera aparcados de cualquier manera para visitar dos de la rutas más impresionantes del lugar.

Nosotros nos dividimos las tareas en tres días. El primer día el ascenso al pueblo Bulnes, que es una auténtica maravilla. Un camino escarpado y bastante duro por una garganta de vértigo junto al río, pero que disfrutamos muchísimo. El segundo día aprovechamos para visitar el pueblo y deleitarnos con sus quesos y el tercero, emprendemos la ruta del Cares, sin duda alguna de las rutas de montaña más bonitas que hayamos hecho nunca. El paisaje es dramático y uno parece que vaya a caer al vacío al asomarse por el estrecho camino que nos va conduciendo por una dramática garganta serpenteante y con los grandiosos Picos de Europa de fondo.

                 

                  

                   

 

Después de los veinte kilómetros de andada, nos vamos rendidos a la cama, queremos descasar bien porque  mañana nos vamos para Cantabria.

Amanecemos como de costumbre temprano y bien descansados, dispuestos a recorrer tierras cántabras.

Nuestra primera parada es San Vicente de la Barquera, una bonita población dónde venimos con el ánimo de instalar nuestro puesto. Hemos decidido cambiar de estrategia, y en lugar de llamar o enviar un e-mail, decidimos acudir directamente al ayuntamiento y preguntar en vivo y en directo. Nos recibe el secretario y cuando le contamos la propuesta, nos dice que no cree que haya ningún problema, pero es el concejal quien debe dar el visto bueno. Mientras llega el concejal, decidimos visitar el casco antiguo, el Castillo de Rey, una fortaleza del siglo XI, los restos del antiguo hospital de peregrinos, La Concepción, datado de los siglos XIV y XVI, ya que San Vicente fue un punto importante en el Camino de Santiago… De repente suena el teléfono:

-Buenos días, mire le llamamos del ayuntamiento –Nos dice el secretario.

-Buenos días, si, dígame.

- Pues siento decirles que el concejal no ve oportuno la instalación de su puesto por competencia al resto de negocios del pueblo…

Nos da bajón total, con lo que terminamos la visita en la Bonita iglesia de Santa María de los Ángeles. Con unas bonitas vistas al mar cubierto de barquichuelas descendemos junto a la muralla un poco cabizbajos.

                

Junto al puerto, vemos una pescadería con un género extraordinario, y como sabemos que al mal tiempo buena comida, nos compramos unas zamburiñas enormes, unas gambas rojas y unos mejillones, y nos vamos a la playa más bonita de todo Cantabria, el Prellazo, y con unas vistas maravillosas nos deleitamos con un buen manjar cantábrico.

                    

Nos damos cuenta que el pernoctar en este precioso lugar cuesta diez euros, y si algo tenemos claro es que no pagamos por dormir, así que después de un baño y de inmortalizarnos en este maravilloso lugar ponemos rumbo a Oyambre. Justo después de salir, le pido a Jose que pare para coger mi cámara de fotos de la parte trasera, y literalmente, me quedo con la cerradura en la mano.

  • ¡Darling desastre!
  • ¿Qué pasa? –me pregunta.

Cuando ve la situación, enseguida, coge la cinta americana, que pone solución a la parte de fuera, pero… ¿Qué vamos a hacer para cerrar por dentro?

Jose enseguida le pone una solución manchega las cintas de las alpargatas de manchego ¡jajajaja!

Nos ponemos en contacto con un par de talleres de camperización que hay en Santander, y la repuesta es: “lo sentimos pero vamos hasta arriba, no podemos atenderles”. A pesar de mi insistencia, no hay manera.

La solución manchega no termina de funcionar cuando hace aire, ya que se abre y se cierra, y yo no consigo pegar ojo, pero por el momento es lo que hay.

Dormimos cerca de la playa de Oyambre, básicamente en un descampado sin ningún encanto ya que en la misma playa está prohibido pernoctar. Esto es algo que echamos de menos con respecto a nuestro viaje anterior, podíamos hacer acampada en sitios maravillosos, gratis, y la mayoría de veces solos. En España, por el interior en ocasiones encontrábamos, pero en la costa, imposible, y se entiende, porque hay tanta furgo y caravana que sería un auténtico caos. La noche es tranquila, y en cierto modo, el estar rodeados de otros viajeros, nos hace estar más tranquilos por las condiciones de la puerta.

Por la mañana, seguimos en busca de un taller, pero descartamos totalmente Cantabria, y pensamos que igual en Vitoria o la Rioja podemos tener suerte. De camino a un lugar bastante mágico vamos haciendo llamadas y en ninguno de los dos talleres que llamamos nos dan muchas expectativas, ya que se trata de un vehículo alemán y es complicado el encontrar esa pieza, pero Enrique de Rumbo Norte en Vitoria, no cierra las puertas.

Con un tanto de preocupación paramos en un bosque bastante atípico en esta zona cantábrica, un bosque de secuoyas, arboles gigantescos y casi centenarios que nos dejan maravillados. En los años cuarenta se decidió plantar más de ochocientos en este monte para proporcionar madera, pero cuando se podían talar, ya no interesó su madera y ahora es un majestuoso paraje digno de ser visitado.

                                                                       

 

                  

De este precioso lugar hacemos un recorrido por la costa, visitando bonitas playas como la de Covachos y otras junto a Santander, donde nos damos otro baño, realmente es increíble el tiempo que nos está haciendo. En el parking del lugar, causamos sensación y se nos acerca la gente, con lo que compartimos nuestro proyecto, lo cual nos encanta.

Nos gustaría quedarnos más tiempo en Cantabria, pero cierto es que con la cerradura en estas condiciones, debemos buscar un lugar donde nos la arreglen, pero antes de irnos, nos podemos dejar de pasar por Santillana del Mar y por la cuevas de Altamira, unos de los yacimientos paleolíticos más importantes de la historia y conocido como la Capilla Sixtina del Paleolítico.

                    

Como nunca tiramos la toalla, hace un par de días que escribimos al ayuntamiento de Santillana, para ver la posibilidad de venta, pero ni nos han respondido, ¡qué desastre!

Pero tenemos la suerte de encontrar a THE OVERLANDING AMBULANCE, unos viajeros ingleses con los que congeniamos de maravilla y con los que pasamos el día conversando de aventuras viajeras, ellos también tienen un largo recorrido por delante, América, y al conocer nuestro viaje americano, nos compran el libro, por lo que hemos hecho amigos y hemos tenido venta. Perfecto.

                     

Pasamos la noche en un parque junto a la playa Santa Cruz de Bezana. Un sitio que parece bastante tranquilo, pero muchas veces las apariencias engañan, y es cuestión de horas que un grupo de jóvenes invadan la zona haciendo botellón dándonos la nochecita.

Sin encontrar un taller que nos arregle la puerta, ni manera de poner nuestro negocio y teniendo en cuenta la mala noche que hemos pasado, nos vamos para el País Vasco.

Sabemos que se va a tratar de una visita fugaz porque nuestro destino es Vitoria, pero no muy lejos se encuentra un lugar que nos hace ilusión visitar, San Juan de Gaztelugtatxe una hermita construida en un enclave muy espectacular, una mole de roca esculpida por el mar, y que además desde que fue escenario de la famosa serie Juego de Tronos las visitas son masivas. Llegamos en sábado y no se nos permite la visita al mirador, ya que por tema covid, hay restricciones, además la visita a la ermita nos es posible por derrumbamiento de parte de la roca.

Como alternativa, vamos en busca de un lugar para acampar, y encontramos el sitio ideal, con vistas al mar y a la ermita, donde pasamos un par de días, y donde conocemos a otros viajeros con los que compartimos experiencias, donde aprovechamos para darnos un baño en el pueblo más cercano, y a contemplar una de las puestas de sol más bonitas que hayamos visto nunca, el cielo se torna rojo como una llama de fuego, pero esto nos trae un vendaval para nuestra última noche es este lugar tan espectacular.

Finalmente el lunes aprovechamos que no hay nadie para pasear lo más cerca posible y disfrutar de la magia del entono a solas.

                      

                     

Nuestra siguiente parada es Guernica, población conocida por la masacre que aquí se produjo cuando Hitler con el consentimiento de Franco bombardeó la  zona aniquilando a muchos civiles y reduciendo la ciudad a escombros y que Picasso inmortalizó en un increíble mural lleno de tristeza y violencia.

                     

Junto Guernica hay una población Mundaka popular entre surferos y allá vamos, a ver si no hay muchas olas y nos damos el último baño de la temporada, y así es, en una playa donde hay una marea que nos sobresalta con su pleamar pasamos un día playero y nos despedimos del maravilloso cantábrico.

Hace unos días Jose contactó con la empresa Rumbo Norte en Vitoria y Enrique aunque le comentó que veía complicado el tema del arreglo de la puerta, se implicó y le mandamos unas fotos para ver si podía hacer algo, aunque nunca respondió.

A nuestro paso por Vitoria decidimos sin preaviso pasarnos a ver qué pasa. Nos recibe él mismo y enseguida nos reconoce, echa un vistazo a la puerta y nos tranquilizan sus palabras, “ Tiene solución” lo que nos hace respirar.

Juán uno de los mecánicos se pone con ello de inmediato y en cuestión de una hora puerta como nueva, ¡Gracias chicos! Ya podemos dormir tranquilos.