EL PIRINEO NAVARRO CON GOTERAS EN LA ESPAÑOLA (03-11-2021)

Ha llegado el momento de dejar Bañares y a nuestra tía Josita, y con los ojos un tanto empañados y un fuerte apretón dejamos Bañares en dirección Navarra.

A nuestro paso por Logroño, paramos para llenar la despensa de la Española de todo lo que os podáis  imaginar. En unos días cruzaremos a Francia y ya no podremos encontrar algunos de los manjares españoles.
Por otra parte, la Española lleva unos días con un ruido muy raro en el tubo de escape, con lo que pasamos por la casa oficial Mitsubishi y cruzamos los dedos para que no sea nada grave.
Mientras esta en el quirófano, aprovechamos para hacer las últimas compras, parece que nos vayamos al fin del mundo, y en cierto modo así es.
Después de un par de horas, recibimos la llamada del taller, el vehículo está listo y por suerte nada grave, unas soldaduras ponen solución al insoportable ruido.

Ponemos rumbo pero no sabemos muy bien a donde, hemos cambiado tres veces de itinerario, dan una semana de lluvias en la zona del pirineo navarro, pues vaya fastidio. Finalmente, decidimos dirigirnos al Valle de Aorta, pero al salir tarde de Logroño, se nos ha echado la noche encima y no sabemos dónde dormir, Jose se empeña en seguir hasta un lugar marcado en la aplicación que llevamos park4night junto a un río, pero a mí lo de ir por caminuchos ya de noche no me hace gracia, imagino que acabamos de salir y no quiero sorpresas. Finalmente unos cuantos baches y encontramos un llano donde pasar la noche tranquilos.

 

                   

Temprano nos levantamos con gran ilusión de ver los Pirineos, que en pocos kilómetros comenzamos a divisar a lo lejos.
El paisaje es una auténtica maravilla con los colores del otoño, las montañas nos ofrecen un mágico recibimiento mientras transitamos por estas carreteras serpenteantes entre picos, algunos ya nevados.


Nuestra primera parada es Burgui, donde decidimos hacer una pequeña caminata por una garganta junto al rio Esca y que además de ofrecernos unas bonitas vistas a la montaña, nos subimos en una almadia, una embarcación hecha a base de troncos y que antiguamente utilizaban en estas zonas para el transporte fluvial, francamente alucinamos de que en un rio tan agitado puedan controlar estas barcazas, actualmente, todavía los locales las utilizan para hacer competiciones.

                  

Seguimos ascendiendo la carretera y llegamos a El Rocal, un bonito pueblo junto al rio Esca con calles empedradas, chimeneas humeantes, balcones decorados con flores y su magnífica iglesia de San Esteban construida en el siglo XVI. Si cierto es que no somos fans de las aglomeraciones, ver a alguien por la calle hubiera estado bien, pero ni un alma, y en cierto modo es normal, hace un frio que pela, está llovizneando y no es temporada de nada, pero estamos aquí y hay que aprovecharlo.

                

                

               

                                                         

Por otra parte, tenemos el dilema del cruce a Francia, por suerte, la oficina de turismo está abierta y nos acercamos a preguntar; nos dicen que ya han caído las primeras nevadas y que no tienen información sobre unos cinco kilómetros de carretera francesa, pero que por experiencia, es un poco tierra de nadie y los quitanieves no pasan.

Para asegurarnos de que no hay ningún problema, deberíamos ir por Jaca, pero eso supone unos 200 kilómetros adicionales y aquí estamos a 15kilómetros de la frontera, con lo que el manchego insiste en que hay que ir por aquí.
Avanzamos hasta  Isaba, pero está lloviendo mucho y no llegamos a entrar en el pueblo, pero nos deleitamos con los paisajes que nos ofrece esta ruta de montaña.
Acampamos en un paraje espectacular junto a Arrako, y donde solo nos visitan las vacas, la lluvia y el viento no cesan, después de comer decidimos echarnos la siesta, puesto que no hay mucho que hacer y de repente noto que tanto el colchón como el edredón están mojados.¡Noooooo goteras!.  Menuda faena, con el frio que hace...
La noche es fría y húmeda, y las goteras no solo están en el dormitorio, sino también en el baño, que parece una piscina. Pero por la mañana sale el sol, por fin y aunque cuando salimos de la Española el viento casi nos lleva volando decidimos hacer una caminata por estos parajes solitarios, cruzando riachuelos y disfrutando de unos paisajes espectaculares que han dejado las primeras nevadas.

                

               

A la vuelta, el manchego intenta aplacar el problema con cinta americana, esperemos que cesen las lluvias, o al menos que la cinta americana no salga volando. Nos vamos para Francia.